sábado, 21 de septiembre de 2013

La paciencia amorosa: el Santo Rosario

  


Madonna de la rosa. Simone Cantarini (Pesarese)
La Virgen y el Niño que sostiene el crucifijo del rosario y una rosa.
 


«… Creo que todo fue creado por Ti, oh Dios. Enséñame a comprender esta verdad. Es la verdad de mi existencia. Si se olvida, se hunde todo en la sinrazón y la insensatez. Mi corazón está de acuerdo con ella. No quiero vivir por derecho propio, sino emancipado por Ti. Nada tengo por mí mismo; todo es don Tuyo y sólo será mío si lo recibo de Ti. Constantemente estoy recibiéndome de Tu mano. Así es y así debe ser. Ésta es mi verdad y mi alegría. Incesantemente me miran Tus ojos, y yo vivo de Tu mirada, Creador y Salvador mío. Enséñame a comprender, en el silencio de Tu presencia, el misterio de que yo exista. Y de que exista por Ti, ante Ti y para Ti. Amen».
  
En El Rosario de Nuestra Señora muestra Guardini que la repetición incesante de varias oraciones no intenta decir lo mismo una y otra vez. Tal repetición es impertinente en el plano del lenguaje prosaico, cuyo fin se reduce a comunicar algo. Tiene, en cambio, pleno sentido en el plano del lenguaje poético, que no sólo comunica algo sino crea un ámbito expresivo. Se repiten las columnas en un claustro para crear un ámbito de paz al andar. Se reitera un tema musical en un rondó para crear un ámbito de expresividad y de gracia peculiares. Se acumulan las oraciones en el rosario para crear un ámbito de piedad. Al proceder de la Sagrada Escritura, tales palabras «abren el ámbito sacro de la Revelación, en el cual el Dios vivo se convirtió en nuestra verdad». En este ámbito sacro formado por las palabras de la Escritura aparece la figura de María, que constituye todo un ámbito de vida espiritual. El contenido de su vida fue su Hijo, Jesús. Rezar el Rosario significa adentrarse y permanecer en esa esfera vital de María, unida estrechamente a la de Jesús. «Lo que llena de sentido el Rosario es un proceso incesante de simpatía santa».
Permanecer en este ámbito de adhesión espiritual íntima nos produce un sentimiento de plenitud, pues los seres humanos necesitamos vernos acogidos en un ámbito sacro en el que nos salen al encuentro las grandes figuras de nuestra fe. “Permanecer en ese ámbito hace bien”, pues estamos creando un espacio de contemplación, de súplica, de ofrecimiento agradecido de la propia vida.

«Las frases de las oraciones pierden, con la repetición, el carácter significativo que les es propio. Su primer significado queda como en suspenso y deja expresar a su través un nuevo contenido. Cada palabra se convierte en una palabra de segundo grado —por así decir—, cuyo contenido viene dado por cada uno de los “misterios” contemplados».
Rezar así requiere una “paciencia amorosa”, el ajuste a un ritmo creador de un ámbito de encuentro. Debemos rezar el Rosario como quien se adentra en una realidad muy bella y no ceja hasta que la conoce de cerca y la convierte en su hogar.
 
 Alfonso López Quintás, Romano Guardini
 
 
 
Sábado, día del Rosario bloguero. Anímate.
 
 
 

 
 
 

2 comentarios :

  1. Tu blog es una obra de arte.
    Gracias por la invitación a la oración.
    DTB!!

    ResponderEliminar
  2. Qué gracia, María y yo coincidimos en muchas cosas, ´también en lo que opinamos de tu blog, como no podía ser menos.
    Un beso con mi cariño, Rosa

    ResponderEliminar