viernes, 13 de julio de 2012

Una curiosa conversión






Para el hombre humilde, y sólo para el hombre humilde, el sol es realmente un sol; para el hombre humilde, y sólo para el hombre humilde, el mar es realmente un mar.
G. K. Chesterton. Herejes


Se están celebrando los 75 años de la muerte del escritor británico Gilbert K. Chesterton, llamado "el escritor de la esperanza", que se convirtió al cristianismo.
Con la lectura de sus libros, alguien ha afirmado: "siempre pasa alguna cosa buena cuando se empieza a leer". En 1922 se convirtió al catolicismo y, un año después, escribió la biografía de san Francisco de Asís. "La vida de un santo -afirmó- puede ser más interesante que una novela".
Su conversión, como su vida, presenta aspectos de extraña curiosidad.

Sentado ante la lumbre del llar de una humilde rectoría en Beaconsfield (Inglaterra), estaba el rector P. O'Connor. Ruge el vendaval, y la tempestad desata su fiereza contra los cristales de la ventana.
Oyendo que llamaban en la puerta, se levantó, admirado de que alguien se hubiera aventurado a llegarse a su morada en noche tan procelosa. Abrió la puerta.
Un hombre alto y fornido, con una gran bufanda alrededor de su cuello y sombrero en la cabeza, se hallaba fuera.

- Entre usted, señor- dijo el P. O'Connor-. ¿En qué puedo servirle?
-Usted puede hacerme el más grande favor que un hombre pueda hacer a otro -replicó el visitante.
-¿Qué desea, señor?
-¿No es usted un sacerdote católico?
-Sí
-Entonces usted posee el depósito de la verdad divina. Deme a mí esta verdad, toda.
En ese momento, el P. O'Connor conoció que el que había acudido a su casa, no era otro que el escritor aquel cuya fama era conocida en la sobrefaz de todo el mundo de habla inglesa. 
- ¿No es usted Mr. G. K. Chesterton? -preguntó el P. O'Connor-.
-Sí.
-Entonces le recomiendo que usted vaya a ponerse al habla con algunos de los catedráticos ilustres de la iglesia de Oxford, no muy lejos de aquí. Allí se hallan el P. Ronald Knox, hijo de un obispo anglicano... y el P. Martín D'Arcy, S. I., profesor de Oxford ...
- Comprendo -replicó Chesterton-; iré a entablar conversación con alguno de ellos, si usted insiste. Pero,  ¿no posee usted las mismas verdades?  ¿No es eso?
- Sí, replicó despacio el sacerdote-. En la Iglesia Católica, la doctrina es la misma en todas partes.
-Entonces, ¿por qué no puede usted instruirme?
Su timidez había desaparecido, empezó a darse cuenta de la humildad del hombre que tenía delante.
-Puedo -replicó- y quiero. ¿Cuándo quiere que empecemos?
-Bien, recuerdo que Cristo dijo: "Si no os volviereis y os hiciereis como niños, no entrareis en el reino de los cielos". ¿Por dónde se empieza con un niño?
-Por el catecismo de diez céntimos.
-Bien, está bien. Empecemos por la primera pregunta.
Y así lo hicieron.

Algunos meses después, en la humilde capilla de Beaconsfiel, el P. O'Connor recibió al conocido escritor en la Iglesia Católica.
Poco después, Chesterton correspondía al favor recibido inmortalizando al humilde párroco de aquella villa como al P. Brown de sus famosas novelas detectivescas.

Testimonio. G. T. Chesterton. Una curiosa conversión.
 Revista El Santo, mayo 2012.


"La única educación eterna es ésta: estar lo bastante seguro de una cosa, para atreverse a decírsela a un niño."

G. K. Chesterton




6 comentarios :

  1. Me ha encantado leer esto, Rosa.
    "Si no os hacéis como niños..."
    ¡Un millón de gracias!

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    1. Conviene tenerlo siempre muy presente.
      ¡Gracias a ti!

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  2. Ahora entiendo mejor la homilía del oro día en la que se hablaba de él.

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    1. Si no has leído su Autobiografía, en ella explica detalladamente todo el proceso que le llevó a la conversión. Es muy interesante.
      Un beso y descansa...

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  3. Que hermoso Rosa, me he conmovido. No había leído
    tal conversión. Pido al Señor que cada día sea
    más niña para agradarle en todo.
    ¡Muchas gracias! ¡Feliz fin de semana!
    Un abrazo. Dios te bendiga.

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    1. Es verdad, Marian es un testimonio muy hermoso.
      Lo que más sorprendió a Chesterton (nos cuenta en su Autobiografía) fue el profundo conocimiento que este sacerdote católico tenía del mal. La Iglesia Católica, decía, penetraba en el fondo de los corazones humanos como nadie sabía hacerlo y solucionaba los problemas espirituales del hombre. Éste fue uno de los elementos decisivos que lo llevaron a la conversión.
      Gracias por tu visita. ¡Feliz fin de semana para ti también!
      Un beso.

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