viernes, 29 de enero de 2016

Todo lo demás...




Andy Goldsworthy. Land Art.




Dos citas que he leído hoy:

«La perfección de la percepción nos descubre los mejores sabores de lo inefable».

Jorge Marugán



“Buscad primero el Reino de Dios y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6,33). 












martes, 26 de enero de 2016

De libros ...




Felice Casorati
 

El deber del poeta es escribir
sobre la compasión, la fortaleza
y la debilidad, sobre el espíritu
de sacrificio (que redime al mundo),
la piedad, el coraje, el heroísmo.
 
Luis Alberto de Cuenca



Édouard Vuillard


“Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran”,

André Gide



Rembrandt


Una biblioteca...

“(…) una biblioteca a algunos les puede parecer en el mundo de Internet, que es algo del pasado, a otros nos parece que es algo permanente… el libro no es viejo ni moderno, es sencillamente eterno”.
José Mújica
 
 

 


El nombre de la rosa (1986) de Jean-Jacques Annaud.

En El nombre de la rosa aparecen dos bibliotecarios (uno jubilado) y un ayudante de biblioteca.


Jorge de Burgos

Jorge de Burgos, de origen español, es un monje anciano y ciego, encorvado y “blanco como la nieve”. Antiguo bibliotecario de la abadía, empeña su vida en ocultar un libro, el segundo libro de la Poética de Aristóteles, supuestamente dedicado a la comedia, la risa y el humor como efectivos transmisores de la verdad, alrededor del cual giran las muertes que se suceden en la abadía.

Malaquías de Hildesheim

Malaquías es el bibliotecario encargado del buen funcionamiento de la Biblioteca de la abadía, de origen alemán, es muy concienzudo con su trabajo. No permite entrar a nadie más allá de la zona de escritura y, también es conocedor de los obstáculos físicos adaptados de la Biblioteca, puertas aseguradas, trampas y la mayor imposibilidad que representa la arquitectura del laberinto.. Es una de las víctimas, en concreto la quinta. Tiene un ayudante, Berengario de Arundel, que también es asesinado.
 
 

Alicia Martín. Libro Negro. ARCO Madrid

 
Un chiste...

Me gusta relajarme con un té y un libro.
¿Y si no hay té?
Poleo.

¡Feliz día!



 

domingo, 24 de enero de 2016

El mudo silencio de la felicidad





Henri Matisse


Leí hace tiempo que si alguien no es capaz de conmoverse ante la belleza de la música, poesía e interpretación de Elisabeth Schwarzkopf en este lied de Richard Strauss, Morgen, Op. 27, Nº 4, decididamente no tiene sensibilidad.

No creo que pueda afirmarse de forma tan tajante, aunque me parece muy bello.





Y mañana el sol volverá a brillar;
y por el camino que yo recorreré,
nosotros nos reuniremos otra vez, los bienaventurados,
en el seno de esta tierra que respira la luz del sol.

Y a la inmensa playa, bañada por olas azules,
bajaremos despacio y silenciosamente,
calladamente nos miraremos a los ojos,
y sobre nosotros descenderá el mudo silencio de la felicidad.







sábado, 23 de enero de 2016

Qué se ama ...





“¿Qué se ama cuando se ama?”

Gonzalo Rojas



Edwin Kats



¿No es más bella la vida de mi corazón
desde que amo? ¿Por qué me distinguíais más
cuando yo era más arrogante y arisco,
más locuaz y más vacío?

¡Ah! La muchedumbre prefiere lo que se cotiza,
las almas serviles sólo respetan lo violento.
Únicamente creen en lo divino
aquellos que también lo son.

Friedrich Hölderlin, El consenso público







miércoles, 20 de enero de 2016

Un día me miraste





Robert Mapplethorpe



Un día me miraste
como miraste a Pedro...
No te vieron mis ojos,
pero sentí que el cielo
bajaba hasta mis manos.
— ¡ Qué lucha de silencios
libraron en la noche
tu amor y mi deseo!—
Un día me miraste
y todavía siento
la huella de ese llanto
que me abrasó por dentro.
Aún voy por los caminos
soñando aquel encuentro..,
Un día me miraste
como miraste a Pedro...


 Ernestina de Champourcín, Emaús.







Señor, yo vengo,
yo confieso,
aquí postrado,
encuentro mi descanso,
sin Ti,
me derrumbo,
Tú eres el único que
guía mi corazón.

Señor, te necesito
Oh, te necesito,
a cada hora te necesito
mi única defensa,
mi guía,
Oh, Dios, cuánto te necesito.

Donde abunda el pecado,
sobreabunda tu gracia,
donde Tú estás
es donde se halla la gracia,
donde Tú estás,
Señor, soy libre,
la santidad es Cristo en mí.

Señor, te necesito
Oh, te necesito,
a cada hora te necesito
mi única defensa,
mi guía.

Oh, Dios, cuánto te necesito.
Así que enseña mi canción
a levantarse hacia ti,
cuando la tentación
venga a mi camino,
cuando no pueda
sostenerme
caeré en Ti,

Jesús, Tú eres mi esperanza
y mi sustento.
Señor, te necesito ...





domingo, 17 de enero de 2016

Poesía




Chema Madoz. Poesía visual



Michel de Montaigne, a propósito de su amigo Esteban de la Boétie, escribió hace cuatro siglos estas palabras escuetas y perfectas: "Si me obligan a decir por qué le quería, siento que sólo puedo expresarlo contestando: porque era él, porque era yo".

¿Cabe una definición de la amistad tan elemental, tan sutil, tan poética como esa?




Isa Barbier. Instalación artística


"Este es el prodigioso instante
 en el que comprendemos que allí,
 al otro lado del muro del tiempo,
 hay alguien que nos habla".


"He vivido con la poesía toda mi vida y a estas alturas sé que esto no es en modo alguno fácil de explicar. Para la mayoría de las personas, la poesía apenas existe o existe sólo de manera ocasional. Sólo raras veces sucede que una relación especial con la poesía domine la vida entera: no sólo escribirla, sino también leerla. No es algo que uno se proponga; esto se deduce fácilmente. A la mayoría de las personas les hace aborrecer la poesía la manera en que se les pone frente a ella en el colegio, donde resulta obligatoria, algo de lo que uno no puede librarse. Un lenguaje que se comporta de un modo distinto del habitual, que se torna extraño de repente. Las mismas palabras de siempre, pero como si vinieran de otra tierra. Se supone que todo el mundo tiene que conocer a los clásicos de su país, si bien son precisamente lo que se debería leer en último lugar, cuando la superficie técnica de los versos, la vetusta ortografía, la alienante gimnasia de los pies métricos ya no nos impidan el acceso a la emoción y por fin podamos penetrar con la mirada a través de un lenguaje solemne, o quizá de otro que se nos antoja de corto aliento. Éste es el prodigioso instante en el que comprendemos que allí, al otro lado del muro del tiempo, hay alguien que nos habla".


Tumbas de poetas y pensadores, Cees Nooteboom 




Bill Evans. Pura poesía al piano.





jueves, 14 de enero de 2016

La nieve es poesía del invierno ...








La nieve es un poema. Un poema de resplandeciente blancura.
En enero cubre la mitad norte de Japón.
Allí donde vivía Yuko, la nieve era la poesía del invierno.

Contrariando los deseos de su padre, Yuko abrazó la carrera de poeta los primeros días de enero de 1885. Decidió no escribir sino para ensalzar la belleza de la nieve. Había hallado su camino. Sabía que nunca se cansaría de aquella vida deslumbrante.

Los días de nieve tomó la costumbre de salir muy temprano de casa y caminar hacia la montaña. Siempre iba al mismo lugar a escribir sus poemas. Se sentaba bajo un árbol con las piernas cruzadas y permanecía allí largas horas eligiendo en su retiro las diecisiete sílabas más hermosas del mundo. Luego, cuando sentía que por fin dominaba el poema, lo escribía en un papel de seda.
Cada día un nuevo poema, una nueva inspiración, un nuevo pergamino. Cada día un paisaje distinto, una luz diferente. Pero siempre el haiku y la nieve. Hasta el anochecer.
Regresaba siempre para la ceremonia del té.


Nieve, de Maxence Fermine





lunes, 11 de enero de 2016

Una mirada







Y sobre todo mirar con inocencia.
Como si no pasara nada,
lo cual es cierto.




una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos.

Alejandra Pizarnik






domingo, 10 de enero de 2016

Nexo de unión




Bautismo de Cristo. Joachim Patinir
Museo de Historia del Arte. Viena.



Con la celebración del Bautismo del Señor, concluye el ciclo de celebraciones del tiempo de Navidad. Puede parecer extraño la asociación de este misterio con los del nacimiento e infancia de Cristo. El nexo de unión viene dado por la Epifanía, es decir, la manifestación de su divinidad.

En la tabla que contemplamos, del flamenco Patinir, queda clara esta relación, cuando sobre el cielo azulado se abre un punto de claridad, desde donde el Padre Eterno se dirige hacia la escena primera, en la que san Juan está bautizando en el río Jordán a Jesús.





Un poema precioso que he leído hoy:


¡Enamórate!


Nada puede importar más que encontrar a Dios.
Es decir, enamorarse de Él
de una manera definitiva y absoluta.
Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación,
y acaba por ir dejando su huella en todo.
Será lo que decida qué es
lo que te saca de la cama en la mañana,
qué haces con tus atardeceres,
en qué empleas tus fines de semana,
lo que lees, lo que conoces,
lo que rompe tu corazón,
y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud.
¡Enamórate! ¡Permanece en el amor!
Todo será de otra manera.


Pedro Arrupe, sj









viernes, 8 de enero de 2016

jueves, 7 de enero de 2016

Atardecer en la catedral




 La catedral de Santa María de León reflejada en un charco de la Plaza de Regla.
 J. A. Alcalde


¿Quién dijo que en un día de lluvia no se pueden hacer buenas fotos?



Por las calles desiertas, nadie. El viento
y la luz sobre las tapias
que enciende los aleros al sol último.
Tras una puerta se queja el agua oculta.
Ven a la catedral, alma de soledad temblando.
Cuando el labrador deja en esta hora
abierta ya la tierra con los surcos,
nace de la obra hecha gozo y calma.
Cerca de Dios se halla el pensamiento.
Algunos chopos secos, llama ardida
levantan por el campo, como el humo
alegre en los tejados de las casas.
Vuelve un rebaño junto al arroyo oscuro
donde duerme la tarde entre la hierba.
El frío está naciendo y es el cielo más hondo.
Como un sueño de piedra, de música callada,
desde la flecha erguida de la torre
hasta la lonja de anchas losas grises,
la catedral estática aparece,
toda reposo: vidrio, madera, bronce,
fervor puro a la sombra de los siglos.
Una vigilia dicen esos ángeles
y su espada desnuda sobre el pórtico,
florido con sonrisa por los santos viejos,
como huerto de otoño que brotara
musgos entre las rosas esculpidas.



Nuestra Señora la Blanca (Capilla de la piedad o de los dolores).
 Juan Bautista Vázquez “el Viejo". Catedral de Ávila


Aquí encuentran la paz los hombres vivos,
paz de los odios, paz de los amores;
olvido dulce y largo, donde el cuerpo
fatigado se baña en las tinieblas.
Entra en la catedral, ve por las naves altas
de esbelta bóveda, gratas a los pasos
errantes sobre el mármol, entre columnas,
hacia el altar, ascua serena,
gloria propicia al alma solitaria.
Como el niño descansa, porque cree
en la fuerza prudente de su padre;
con el vivir callado de las cosas
sobre el haz inmutable de la tierra,
transcurren estas horas en el templo.
No hay lucha ni temor, no hay pena ni deseo.
Todo queda aceptado hasta la muerte
y olvidado tras de la muerte, contemplando,
libres del cuerpo, y adorando,
necesidad del alma exenta de deleite.



Catedral de Zamora


Apagándose van aquellos vidrios
del alto ventanal, y apenas si con oro
triste se irisan débilmente. Muere el día,
pero la paz perdura postrada entre la sombra.
El suelo besan quedos unos pasos
lejanos. Alguna forma, a solas,
reza caída ante una vasta reja
donde palpita el ala de una llama amarilla.
Llanto escondido moja el alma,
sintiendo la presencia de un poder misterioso
que el consuelo creara para el hombre,
sombra divina hablando en el silencio.
Aromas, brotes vivos surgen,
afirmando la vida, tal savia de la tierra
que irrumpe en milagrosas formas verdes,
secreto entre los muros de este templo,
el soplo animador de nuestro mundo
pasa y orea la noche de los hombres.

Luis Cernuda





martes, 5 de enero de 2016

Epifanía del Señor




"Vieron al Niño con María, su madre,
y postrándose le adoraron."
(Mt 2,11)




Un fragmento de esta homilía luminosa:


"Los hombres que entonces partieron hacia lo desconocido eran, en cualquier caso, hombres de corazón inquieto. Hombres movidos por la búsqueda inquieta de Dios y de la salvación del mundo. Hombres que esperaban, que no se conformaban con sus rentas seguras y quizás una alta posición social. Buscaban la realidad más grande. Tal vez eran hombres doctos que tenían un gran conocimiento de los astros y probablemente disponían también de una formación filosófica. Pero no solo querían saber muchas cosas. Querían saber sobre todo lo que es esencial. Querían saber cómo se puede llegar a ser persona humana. Y por esto querían saber si Dios existía, dónde está y cómo es. Si él se preocupa de nosotros y cómo podemos encontrarlo. No querían solamente saber. Querían reconocer la verdad sobre nosotros, y sobre Dios y el mundo. Su peregrinación exterior era expresión de su estar interiormente en camino, de la peregrinación interior de sus corazones. Eran hombres que buscaban a Dios y, en definitiva, estaban en camino hacia él. Eran buscadores de Dios (...)

La peregrinación interior de la fe hacia Dios se realiza sobre todo en la oración. San Agustín dijo una vez que la oración, en último término, no sería más que la actualización y la radicalización de nuestro deseo de Dios. En lugar de la palabra «deseo» podríamos poner también la palabra «inquietud» y decir que la oración quiere arrancarnos de nuestra falsa comodidad, del estar encerrados en las realidades materiales, visibles y transmitirnos la inquietud por Dios, haciéndonos precisamente así abiertos e inquietos unos hacia otros (...)

Ellos eran también y sobre todo hombres que tenían valor, el valor y la humildad de la fe. Se necesitaba tener valentía para recibir el signo de la estrella como una orden de partir, para salir –hacia lo desconocido, lo incierto, por los caminos llenos de multitud de peligros al acecho. Podemos imaginarnos las burlas que suscitó la decisión de estos hombres: la irrisión de los realistas que no podían sino burlarse de las fantasías de estos hombres. El que partía apoyándose en promesas tan inciertas, arriesgándolo todo, solo podía aparecer como alguien ridículo. Pero, para estos hombres tocados interiormente por Dios, el camino acorde con las indicaciones divinas era más importante que la opinión de la gente. La búsqueda de la verdad era para ellos más importante que las burlas del mundo, aparentemente inteligente (...).






Un vídeo para mí entrañable que siempre dejo este día. Gracias, Hoja.


¡Feliz noche y día de Reyes! 







lunes, 4 de enero de 2016

En espera de los Reyes Magos...





Howard Lyon





El abeto (O Tannenbaum) es un villancico de origen alemán, extendido universalmente. En español recibe tres nombres: El abeto, Qué verdes son y Árbol de Navidad. Su origen se remonta al siglo XVI y ha tenido, posteriormente, numerosas versiones y arreglos. Una de las más extendidas es la de Melcior Frank (1573-1639).


Letra original


Al cielo azul, al cielo azul,
¡oh abeto!, van tus ramas. 
Al cielo azul, al cielo azul
se elevan cual plegaria.

La blanca y fría Navidad 
ofrece dichas al mortal.
Al cielo azul, al cielo azul,
¡oh, abeto!, miras tú.

¡Oh, luz de Dios, estrella azul!, 
que tiemblas en la altura. 
Brille tu luz en el portal,
do el sol de amor oculto está.

¡Oh, luz de Dios, estrella azul!, 
que tiemblas en la altura.






domingo, 3 de enero de 2016

Violín




La violinista. Paolo Giovanni Bedini




La violinista es Sara Chang, Meditación de Thais, de Messenet. Maravilloso.



Antonin Dvořák, Romanza  para Violín y Orquesta. Tanja Sonc, es la violinista. 


Tanto peor para la madera que se descubre violín, escribió Rimbaud en sus Cartas del vidente, pero prefiero esta variación más positiva:

¿Y si un trozo de madera descubre que es un violín?







sábado, 2 de enero de 2016

Pato




Elena Shumilova



Quién fuera pato
para nadar, nadar por todo el mundo,
pato para viajar sin pasaporte
y repasar, pasar, pasar fronteras,
como quien pasa el rato.
Pato.
Patito vagabundo.
Plata del norte.
Oro del sur. Patito danzaderas.

Permitidme, Dios mío, que sea pato
¿Para qué tanto lío,
tanto papel,
ni tanta pamplina?
Pato.

Mira, como aquél
que va por el río
tocando la bocina…

Blas de Otero